La digitalización ha calado en muchos ámbitos de
la tecnología. De hecho las nuevas tecnologías se asientan en
la mayor parte de los casos sobre formatos digitales que están triunfando
ampliamente: la informática como tal, y desde sus orígenes más
básicos, ha sido y es cien por cien digital; las redes de datos e Internet
también se construyen sobre paquetes de información digital; la
telefonía GSM y la tercera generación móvil GPRS y UMTS,…
e incluso los sistemas de conmutación y transmisión de la señal
en las estructuras de la red de telefonía básica se han convertido
en digitales en gran parte. Como puede observarse, hoy por hoy la gran mayoría
de los sistemas de telecomunicación han pasado a ser digitales y por
supuesto, la televisión también se ha visto afectada por la vorágine
de la digitalización y, según afirman algunos entendidos en la
materia, el hito que se ha marcado con el concepto de la señal digital
de televisión es tan importante como el inicio de la televisión
en color. Pero independientemente de la trascendencia histórica que quiera
dársele, es innegable la importancia de ello tanto desde la perspectiva
meramente técnica como desde el punto de vista del usuario final.
La evolución
La transmisión a distancia de imágenes digitales -tanto fijas
como en movimiento- se consideró siempre como un paso importante y fundamental,
pues con ella se permitía aprovechar todas las ventajas que ofrece la
digitalización y más concretamente poder lograr una calidad mucho
mayor de lo que permiten las señales analógicas. En este sentido
la aparición de los formatos MPEG (Motion Pictures Expert Group) para
imágenes en movimiento y de JPEG (Joint Photographic Expert Group) para
imágenes estáticas, supuso un avance cualitativo en la transmisión
digital de imágenes lo que unido a la aparición de los dispositivos
electrónicos pertinentes y necesarios, posibilitaba en gran medida que
las aptitudes y capacidades de la emisión de dichas imágenes no
cayera en saco roto. Investigando y desarrollando en esta línea surgió
posteriormente en el ámbito europeo el proyecto DVB (Digital Video Broadcasting),
de radiodifusión de vídeo digital, como un paso más en
el escalafón de la emisión de señales digitales, el cuál
pretendía marcar el devenir técnico de los sistemas de televisión
digital a ser empleados.
Los sistemas de televisión digital
Cualquier sistema de transmisión de televisión digital está
compuesto por una serie de etapas que han de pasarse para proceder a la emisión.
En primer lugar, y una vez se tiene la señal a emitir digitalizada -que
procede de una señal analógica muestreada y codificada en bits-,
se recodifica la información en formato MPEG-2. Hecho esto se procede
a la compresión de la señal combinando audio y vídeo con
unas características específicas, paso fundamental para posteriormente
proceder a la modulación de la señal que, dependiendo del medio,
se efectuará de una u otra manera. Así, grosso modo, es este el
método que sigue cualquiera de los sistemas de televisión digital
existentes en la actualidad: televisión por satélite (TV-SAT),
televisión por cable (CATV) y televisión digital terrenal (TDT).
El sistema de TV-SAT lleva ya algunos años implantado y ha tenido un
gran auge con la aparición en España de las dos grandes plataformas
de satélite: Vía Digital y Canal Satélite Digital, alcanzándose
un mercado actual que supera el millón y medio de hogares -aunque no
pasa económicamente por sus mejores momentos-. Asimismo los sistemas
de CATV son mucho más recientes e incluso en la actualidad muchas de
las operadoras concesionarias del título habilitante se encuentran tendiendo
sus redes para proveer los servicios de CATV. Pero sin lugar a dudas del sistema
que más auge está teniendo en los últimos tiempos y que
parece que va a marcar un nuevo paradigma técnico -y social en la medida
de lo posible-, es la televisión digital terrenal.
La Televisión Digital Terrenal
La primera afirmación rápida que puede hacerse acerca de ésta
es que viene a sustituir a los arcaicos sistemas de transmisión de televisión
analógica, que actualmente se emplean en las emisiones de las televisiones
generalistas, suponiendo una gran ventaja en múltiples aspectos respecto
al modelo vigente hasta ahora. La TDT supone un salto en el perfeccionamiento
de la señal de televisión, no sólo desde el punto de vista
de la calidad de la señal que se recibe, sino también desde la
perspectiva de los usuarios finales. Éstos podrán recibir en sus
hogares y a través de la antena tradicional de televisión, múltiples
canales de TV así como un conjunto de servicios interactivos y de valor
añadido adicionales, de forma inherente y sin coste adicional alguno.
Para ello se ha adoptado un complejo sistema de modulación denominado
COFDM (Coded Orthogonal Frequency Division Multiplexing), que fundamentalmente
consiste en modular en QPSK -modulación empleada por la TV vía
satélite- o en QAM -la empleada por la TV por cable- un gran número
de señales portadoras ortogonales entre sí. Pero dejando a un
lado la complejidad matemática del sistema, para poder recibir dicha
señal es necesario disponer de un decodificador o IRD capaz de convertirla
de formato digital a analógico, que es el entendido por la mayoría
de los televisores actuales, o bien disponer de un televisor digital que admita
el formato de señal.
Ventajas
¿Qué ventajas conseguimos con el sistema de televisión
digital terrestre? Pues en principio se dota de interactividad a un medio de
comunicación que hasta el pasado día 3 de abril -fecha en que
se ha comenzado a emitir la TDT simultáneamente con el modo analógico-
era unidireccional. Asimismo la calidad de un sistema digital de vídeo
es muy superior al analógico a causa de que el ruido y las interferencias
se discriminan mucho mejor en la recepción, y además por las características
del sistema es posible añadir servicios de valor añadido que trascienden
el teletexto convencional. Hoy en día, y apenas quince días después
de que se iniciasen las emisiones en digital, tal vez sea un poco pronto para
comenzar a hacer afirmaciones. Pero seguramente desde que en el mercado comiencen
a aparecer los decodificadores necesarios y las cadenas de televisión
emitan contenidos -de imágenes y adicionales- de calidad, a buen seguro
que en el año 2012 y en el momento en que las cadenas dejen de emitir
la señal analógica, un buen número de hogares llevarán
varios años conectados al nuevo sistema. Mientras no confluyan estos
factores, el futuro próximo de la TDT será más bien difuso.