Uno de los principales objetivos de la domótica radica
en lograr un hogar cómodo en todos los aspectos. Desde los electrodomésticos
de uso común hasta los equipos de ocio y entretenimiento residencial,
el control automático y a distancia se erige como condición necesaria
de los mecanismos domóticos. Y si de comodidad y bienestar se ha de hablar,
un aspecto fundamental e inexcusable se basa en garantizar la seguridad de los
habitantes de una vivienda. En este sentido, y con la finalidad de cubrir un
área tan importante, existen en el mercado múltiples sistemas
electrónicos de seguridad residencial destinados a garantizar la tranquilidad
en los hogares.
Diferentes niveles
En edificios residenciales, en complejos de viviendas adosadas
o pareadas, así como en viviendas unifamiliares aisladas, podemos establecer
diversos niveles de seguridad sobre la base de en qué lugares físicos
se establezcan las áreas de control. El primer nivel de seguridad que
podemos establecer se refiere a la vigilancia en los alrededores y zonas exteriores
de los edificios y complejos residenciales. En estos entornos lo que se pretende
es poder detectar la presencia de alguna persona y, generalmente, poder observarla
y seguir los movimientos que pueda realizar en las inmediaciones. Un segundo
nivel podría enmarcarse en las zonas comunes, ya dentro de las zonas
privadas del edificio. En éste se incluyen los accesos inferiores y superiores,
áreas de aparcamiento, zonas ajardinadas, piscinas comunitarias, sótanos,
cubiertas y azoteas, escaleras, galerías, rellanos, etc. Para este caso
los sistemas de control han de procurar, por una parte, garantizar la seguridad
absoluta en los accesos a través de dispositivos destinados para tal
fin; y por otra, cubrir mediante detectores de movimiento y cámaras de
vigilancia las zonas comunes del edificio. Y por último el tercer nivel
de seguridad se establece en el interior de los hogares. En éste se enmarca
cualquier tipo de vivienda – ya sea unifamiliar o de propiedad horizontal en
edificios – y aquí existen infinidad de sistemas de seguridad, vigilancia,
control y detección para instalarse en interiores. Es evidente que en
el interior de la vivienda el propietario puede instalar cuantos sistemas estime
oportunos, orientando la seguridad en el sentido que más correcto le
parezca. Es importante destacar que esta clasificación ad hoc no es estándar
ni define los equipos a emplear, pero sí que establece unos límites
razonablemente lógicos para aplicar uno y otro dispositivo de seguridad
y vigilancia, apoyándose en las soluciones que se ofrecen comercialmente.
Sistemas de CCTV
El control mediante circuito cerrado de televisión (CCTV),
se viene realizando desde hace largo tiempo. A través de la instalación
de un conjunto de cámaras ubicadas en lugares estratégicos y empleando
un dispositivo de grabación de imágenes, es posible disponer de
un sistema de vídeo-vigilancia de las zonas comunes de la edificación
cuya complejidad varía en función del número de cámaras
a instalar. Los sistemas actuales de gestión de seguridad han evolucionado
hacia el telecontrol y, hoy por hoy, es posible encontrar soluciones de monitorización
a distancia con inversiones no muy cuantiosas. Las soluciones de telecontrol
actuales se estructuran en cuatro elementos básicos: las cámaras,
el servidor de captura, almacenamiento y transmisión, la red de comunicación
y el equipo receptor y de control. Las cámaras que se instalan no varían
en exceso de las empleadas tradicionalmente (fijas o motorizadas), excepto en
que reducen su tamaño y potencia. En blanco y negro o en color, pueden
ubicarse en interiores -escaleras, rellanos, sótanos,…- y exteriores
-como fachadas, calles contiguas,…- y son absolutamente orientables desde
el equipo de control. Su función es captar las imágenes y transmitirlas
al segundo elemento del conjunto: el servidor de captura
Este segundo módulo captura las imágenes recogidas
por las cámaras y las comprime en formatos de imagen y vídeo digital
-como JPEG y MPEG-, para posteriormente ser guardadas convenientemente -si así
se estima oportuno, porque existen equipos que sólo envían las
imágenes sin necesidad de almacenamiento posterior- en un dispositivo
de almacenamiento masivo como el disco duro de un ordenador. Se sobrepasa de
esta manera las limitaciones de tiempo y calidad de grabación que imponen
los vídeos VHS tradicionales. Una vez almacenadas las imágenes,
éstas son transmitidas como datos hacia un receptor ubicado todo lo lejos
que se desee, pues es posible emplear cualquier tipo de red de comunicación.
La telefonía básica RTB, RDSI y ADSL son las redes más
empleadas por su relación prestaciones-precio. Sin embargo pueden utilizarse
-con una inversión algo más elevada- enlaces por fibra óptica,
microondas e incluso satélite. El último eslabón de la
cadena lo conforma el equipo receptor. Éste se compone de un ordenador
personal y de un router o equipo de adaptación a la red de comunicaciones
que haya sido elegida. A través de éste el encargado de la vigilancia
del edificio podrá visualizar en tiempo real, aspecto destacable del
sistema, lo que suceda en las instalaciones donde se encuentra el equipo. Y
todo ello mediante un software adecuado y un navegador web -por ejemplo el Internet
Explorer o el Netscape Navigator- y un sistema de claves que una vez introducidas,
permiten tener una visión global de todas las cámaras o de una
sola, orientarlas, hacer zoom en una de ellas o poner en reposo el equipo hasta
que un sensor ubicado en las mismas detecte algún tipo de movimiento.
Estos sistemas son tremendamente apropiados para seguridad de primer o segundo
nivel, pero cada vez más son instaladas en interiores de viviendas con
la finalidad de controlarlas en caso de ausencia prolongada de los habitantes.
Algunas marcas como Axis o Convision diseñan y comercializan estos equipos.
La complejidad de dichos equipos marcará el precio a pagar por éstos.
En función del tipo de cámara de vigilancia, del servidor de vídeo
y de la red de comunicación a emplear, el precio puede oscilar entre
los 500 y los 12.000 euros.
Control de accesos
El control en los accesos, tanto a edificios como a viviendas,
es un elemento a destacar en los modernos sistemas de seguridad. En este sentido
nuevas cerraduras electrónicas como accesos mediante tarjetas inteligentes
ICC y de banda magnética han aparecido como alternativa a la llave convencional.
Así, es posible encontrar novedosos sistemas de apertura de puertas mediante
la introducción de diversas claves secretas, a través de mando
a distancia por infrarrojo como alternativa a una llave de seguridad, e incluso
accesos a través de módulos de pared que exigen pasar la banda
magnética de una tarjeta o reconocer el código programado en tarjetas
ICC. Los precios aproximados de estos sistemas varían entre los 150 y
los 400 euros.
Sistemas de alarmas
Dentro de los sistemas de alarma para vivienda encontramos multitud
de equipos de control y detección para instalar, todos ellos gobernados
y controlados desde las centrales de usuario. Éstas son cada vez más
complejas en funcionamiento -pudiendo cubrir más áreas y servicios
simultáneos- pero más simples en manejo desde la perspectiva del
usuario. Su potencia posibilita regular, controlar y verificar de manera simultánea
sensores volumétricos y PIR de presencia y movimiento -tanto inalámbricos
como cableados-; detectores de humos, perimetrales, de puertas y ventanas, de
rotura de cristales,…; sistemas de sirenas y alarmas, así como el
control vía radio de zonas específicas de la vivienda. Asimismo
algunas también incluyen pulsadores de alarma, respuesta y marcador de
voz, e incluso centro de mensajes. En el mercado se encuentran centrales cableadas
o inalámbricas, como las de PowerMax, capaces de soportar no sólo
sistemas de seguridad sino también el control domótico X-10 de
aparatos de automatización. Por lo general, se pueden encontrar kits
comerciales de centrales de alarma con precios que rondan los 600 euros.