Para impulsar la empresa, el joven ha contado con el asesoramiento del CEIN (Centro Europeo de Empresas e Innovación de Navarra), así como con el apoyo del centro de creación de empresas Saiolan, con sede en Arrasate, y la SPRI (Sociedad para la Promoción y Reconversión Industrial del País Vasco).
Azqueta acumula cinco años de experiencia en el sector y ha colaborado en la realización de diversos informes sobre la extensión de las nuevas tecnologías en el hogar, como el realizado recientemente por el Grupo Auna.
El joven empresario considera que está a punto de producirse un boom en la demanda de la domótica, ya que el cliente particular se ha dado cuenta de que un mínimo equipamiento tecnológico multiplica la comodidad y la eficiencia energética en una vivienda, mientras que en el sector de la promoción y construcción inmobiliaria comienza a incorporarse la domótica como una característica más de un hogar adaptado a los nuevos tiempos.
Para quienes piensen que la domótica no es apta para todo tipo de públicos y dude de sus prestaciones, Azqueta tiene una respuesta: “Hasta un niño de cinco años puede dominar uno de estos sistemas. Sólo hace falta un mínimo de interés. En lo que se refiere a las prestaciones, sucede como con otros avances tecnológicos. En su momento, tener un teléfono móvil o un lavavajillas también se consideraba un lujo, pero ahora se ven como dos instrumentos imprescindibles para hacer más sencillas las tareas diarias, dado el agitado ritmo de vida que llevamos”.
Azqueta, que realiza tanto proyectos para hogares unifamiliares como para grandes promociones, habla de “seguridad, ahorro y confort” para resumir las ventajas que aportan los sistemas con los que trabaja.
Prevención de incendios y fugas de gas y agua, sistemas de seguridad, climatización, simulación de presencia, control del hogar vía Internet, creación de ambientes a través de la iluminación, aspiración centralizada, riego automático en el jardín, sincronización de las persianas para que suban o bajen a la hora programada… Son muchas las prestaciones que se pueden controlar desde un único centro de operaciones.
Azqueta opina que la domótica tiene que abrirse paso necesariamente, ya que “no es posible que en un mundo en el que vivimos rodeados de tecnología sea el lugar en el que pasamos más tiempo el que menos se beneficie de los adelantos que hay en el mercado”. “Es como vivir en una cueva mientras de puertas afuera se desarrolla la era digital”, sostiene.
Desde este punto de vista, según añade, ya existe un desfase evidente entre las prestaciones tecnológicas que buscamos cuando compramos un coche nuevo y las que se demandan al buscar una vivienda. “Nadie se compraría hoy en día un coche sin cierre centralizado, elevalunas eléctricos, múltiples sistemas de seguridad o aire acondicionado. Sin embargo, en el caso de la vivienda, mucha gente parece conformarse con que el parquet esté bien colocado y el pladur no tenga ningún rasguño, un contraste bastante notable”.
“En una sociedad que apuesta por el ahorro energético, las comunicaciones y el hogar digital, es ilógico seguir con equipamientos de hace 20 años en nuestras casas; como usuarios debemos exigir algo más en las viviendas”, concluye Azqueta.