Pese a que la relación entre el video y la domótica se remonta a la instalación de los primeros vídeo porteros hace ya cerca de dos décadas, la integración de un sistema de vídeo en nuestro hogar había sido hasta ahora algo reservado a unos pocos principalmente debido a la falta de familiaridad de los usuarios finales con el vídeo IP, a los precios de las conexiones a Internet y a los elevados costes asociados a las pequeñas instalaciones de Vídeo analógico.
La reciente popularización de los ordenadores en los domicilios particulares, el auge de tecnologías como Internet y la amplia oferta de soluciones ADSL por parte de las operadoras de telefonía han hecho que se las tecnologías de redes informáticas y las cámaras de vídeo IP, en principio destinadas al sector profesional de la seguridad, hayan pasado a desempeñar un papel creciente en el ámbito doméstico. Poder echar un vistazo para comprobar que nuestros hijos han llegado ya del colegio, atender alguna necesidad sencilla de un familiar enfermo o comprobar si la compra ha sido entregada son solo algunas de las posibilidades que podemos ver resueltas a través de la instalación de las cámaras de red en nuestro hogar. Pero ¿a que nos enfrentamos a la hora de poner en marcha un sistema de video en red en nuestras casas?, ¿Cuáles son los pasos a seguir?
En primer lugar debemos preguntarnos qué tipo de red tenemos disponible en casa, suponiendo que tengamos alguna. Si no la tenemos tampoco pasa nada ya que con un simple router ADSL (que se debe solicitar a la operadora de telefonía con la que contratemos el servicio de ADSL) tendremos infraestructura suficiente para una o dos cámaras IP y uno o dos ordenadores. Es importante destacar que si se quieren visualizar imágenes de forma remota será preciso solicitar al operador de telefonía una dirección IP fija.
En segundo lugar debemos establecer cuales son los escenarios que se desean supervisar, teniendo en cuenta las condiciones de iluminación y los ángulos de visión adecuados para cumplir con nuestro objetivo. Es preciso reiterar que este artículo propone una solución de video vigilancia básica y sin demasiadas pretensiones. Si precisáramos un sistema de video vigilancia más complejo recomendamos que se pongan en contacto con una empresa de servicios informáticos. Para nuestro ejemplo sugerimos colocar una única cámara en el interior frente a la puerta principal de la casa.
Una vez llegados a este punto pasamos a elegir cual es la cámara más adecuada para nuestra instalación. Actualmente en el mercado contamos con un completo y variado catalogo de productos. Para este caso concreto propondremos una cámara IP para interior de gama baja, cuyo precio ronda los 300 € (por ejemplo una AXIS 207). Además necesitaremos un software de gestión de vídeo sencillo como Axis Camera Station One (software para una sola cámara actualizable a 4 o 10 cámaras).
La cámara IP, una vez puesta en marcha, precisará que se le asigne una dirección IP que esté dentro del rango de nuestra red. Generalmente la cámara viene con una utilidad de software que facilita la localización del dispositivo en la red y la asignación de la dirección de red.
Tras la incorporación de la cámara a nuestra red se nos ofrecerá la posibilidad de añadir una contraseña de seguridad que nos permite acceder a nuestra cámara con total privacidad y tras este paso, nos encontraremos delante de nuestra ventana del explorador de Internet o desde el software de gestión del vídeo visualizando las imágenes de video en vivo. Es posible que el sistema se actualice en este proceso con la última versión del software de visualización.