El proyecto Anerbot diseñará un robot para la rehabilitación

La empresa salmantina Aplifisa lidera el proyecto Anerbot que pretende desarrollar en los próximos dos años un robot rehabilitador para miembros superiores. Mediante un control de fuerza y una serie de sensores biométricos, el sistema evaluará el ejercicio que realiza el paciente y le ayudará en la tarea ofreciéndole una resistencia para que tenga que ejercer un mayor esfuerzo. Todo ello, se realizará en ambientes virtuales y está pensado principalmente para pacientes neurológicos.

Una serie de sensores medirán en cada momento la fuerza que emplea el paciente en el ejercicio rehabilitación. Además, el sistema incorpora sensores fisiológicos en el propio paciente. Así, se puede controlar on-line y de forma remota el pulso, el ritmo cardiaco, la presión arterial o la sudoración, todo lo que los expertos consideran útil para medir el esfuerzo. Esto permite desarrollar unas terapias de rehabilitación adaptadas plenamente al paciente.

En principio, dos tipos de pacientes son los potenciales beneficiarios: los neurológicos, que tienen una lesión derivada de traumatismos o ictus; y los pacientes que han perdido capacidades cognitivas, como los que sufren demencias o Alhzéimer.

Este proyecto tiene previsto finalizar en noviembre de 2015 y cuenta con un presupuesto de 1.600.000 euros, financiado en parte por el Centro para el Desarrollo Industrial (CDTI) y por dos empresas, una dedicada a la rehabilitación de discapacitados psíquicos, IDES, y otra de robótica, IDECAL.

Anerbot tiene su antecedente en Physiobot, una tecnología pensada para la rehabilitación de miembros superiores que consiste en una plataforma móvil de dos ejes que permite desplazarse en un plano y que ha sido desarrollada por el centro tecnológico Cartif, que también colabora en este proyecto. Sin embargo, el nuevo robot será mucho más avanzado.

En este momento, se está realizando el diseño de las terapias y el sensor de fuerza. Aproximadamente, en febrero o marzo de 2014 podrían empezar las pruebas preclínicas, con pacientes sanos. En torno a medio año después se podría probar con pacientes reales gracias a la colaboración del Centro Hospitalario Benito Menni de Valladolid y entonces habrá que evaluarlo con terapias concretas y establecer las métricas más adecuadas.

Respecto a otras aplicaciones, aunque el primer objetivo de este desarrollo tecnológico será la rehabilitación, su futuro puede ser mucho más amplio. Si bien se trata de un sistema diseñado para entornos hospitalarios y de rehabilitación, en el futuro puede tener un hueco para el entrenamiento de deportistas de élite, ya que se determina cuánto esfuerzo se realiza.

 
 
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