El Instituto Tecnológico Textil (AITEX) y el Instituto Tecnológico de Óptica, Color e Imagen (AIDO) han colaborado en el proyecto de investigación AMBIENTEX para el desarrollo de textiles inteligentes empleando sensores de fibra óptica e impresión funcional y, además, ha logrado que dichos tejidos se autoabastezcan energéticamente.
Entre las aplicaciones de estos tejidos destaca su utilización en elementos arquitectónicos cuyo cableado es una labor complicada y la colocación de un geotextil (tejido con los sensores incorporados) facilita la recogida de datos. Estos sensores también pueden ubicarse en las prendas de vestir para obtener información sobre la temperatura del cuerpo, pulsaciones, cantidad de pasos o monitorización de pacientes con enfermedades crónicas, entre otros.
Los textiles interactivos representan la próxima generación de tejidos y las oportunidades potenciales para su explotación son enormes. Sin embargo, el gran inconveniente al que se enfrentan es la necesidad de incorporar una fuente de alimentación. Para salvar este escoyo, el proyecto ha creado textiles capaces de captar energía residual presente en el ambiente para producir energía eléctrica capaz de alimentar sistemas de bajo consumo, sin necesidad de tener que reemplazar las baterías y sin tener que recargarlas conectándolas a la red eléctrica.
Esta técnica es conocida como ‘energy harvesting’ y responde a la necesidad de buscar fuentes alternativas limpias para la obtención de energía. Con la evolución de la electrónica integrada se han conseguido dispositivos capaces de alimentar sensores sin necesidad de baterías.
Una vez solventado el problema de la energía, los sensores de fibra óptica son los encargados de detectar cualquier alteración de la radiación que se produce en la propia fibra ante cualquier estímulo externo como, por ejemplo, cambios de temperatura, presión, tensión, campos eléctricos o magnéticos, etc. Estos sensores pueden incorporarse en el textil mediante electrónica impresa, una técnica de bajo coste que permite fabricar circuitos a pequeña escala empleando para ello tintas conductivas. Al alojar estos sensores en diferentes tejidos, se obtienen textiles inteligentes e interactivos que ofrecen numerosas posibilidades.