El Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, proyectado por el arquitecto catalán Lluís Domènech i Montaner, es un conjunto arquitectónico de estilo modernista ubicado en el Ensanche de Barcelona compuesto por 12 pabellones construidos entre 1905 y 1930. Domènech i Montaner levantó el complejo clínico en una superficie de unas 10 hectáreas, dejándose inspirar por los hospitales europeos de su época. Frente a la idea habitual de una construcción central, apostó por un enfoque visionario totalmente nuevo al planificar su hospital distribuyendo las diferentes áreas médicas en edificios distintos para evitar el peligro de infecciones. Estos pabellones estaban conectados bajo tierra por un complejo sistema de túneles.
En 1920, Pere Domènech i Roura, el hijo del arquitecto, diseñó otros seis edificios en una segunda fase de construcción. Declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1997, este emblemático recinto modernista de la ciudad condal comenzó a ser rehabilitado el pasado otoño de 2009, cuando la actividad sanitaria fue trasladada al nuevo edificio del hospital.
Donde antaño buscaban su curación los enfermos, hoy se alojan prestigiosas instituciones internacionales en elegantes oficinas. Muy cercanos a la Sagrada Familia, los pabellones del Recinto Histórico del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau de Barcelona han sido restaurados y saneados al detalle para adoptar su nueva función. El arquitecto Frederic Crespo ha dirigido este ambicioso proyecto, donde ha tenido que armonizar la moderna tecnología actual de edificios con la restauración fidedigna de los pabellones. La rehabilitación de cada pabellón ha sido proyectada por un estudio de arquitectos diferente, aportando a cada uno una personalidad propia pero con el objetivo común de conservar los elementos modernistas históricos, azulejos, vidrieras, etc.
Por ejemplo, algunos de los retos en la rehabilitación han sido integrar la calefacción en los edificios históricos, crear accesos donde antes no existían e incorporar conexiones de red para datos y altavoces en las viejas estructuras. «El objetivo principal era mejorar el confort y las condiciones de trabajo en los edificios. Hay que pensar que en el siglo XIX no había ningún tipo de equipamiento técnico como calefacción, climatización o comunicaciones. Entonces todo consistía únicamente en el aprovechamiento de la energía solar», ha explicado Crespo. La primera fase de actuación comprende un área de trabajo de 29.517 m2 construidos, 31.052 m2 de espacio exterior, 12 pabellones y 1 km de galerías subterráneas, con un presupuesto total de 100 millones de euros.
Control de accesos electrónico para proteger y organizar las entradas a los pabellones
Otro de los retos fue la instalación de un sistema de control de accesos electrónico. Se decantaron por los de Winkhaus (concretamente el sistema blueChip) porque, por un lado, buscaban una tecnología que controlara el acceso a los pabellones con flexibilidad y fiabilidad; por otro, querían un sistema que respondiese al alto nivel de exigencia estética de la restauración con su variedad de productos. «En cada pabellón hay puertas de entrada por donde no debe pasar todo el mundo. Hay muchos accesos diferentes. Winkhaus nos brinda una posibilidad para controlarlos. Y así podemos separar claramente entre quién puede acceder y quién no», ha detallado Crespo.
Aparte de su función técnica, la estética también fue otra razón de peso para elegir los sistemas de este fabricante alemán, puesto que cuentan con un sistema elegante que se ajusta perfectamente al edificio. Sobre todo, se ha podido adaptar a las puertas antiguas gracias al uso de baterías y lectores de tarjetas, pudiendo prescindir así del cableado de las puertas. Con las nuevas puertas, no existió este problema.
Los cinco pabellones ya entregados están equipados con el sistema electrónico: más de 250 manillas inteligentes instaladas y cerca de 600 usuarios del sistema. En muchas puertas, los módulos de puertas inteligentes EZK (que son una especie de picaportes o manillas) regulan el acceso. Los elegantes módulos con diseño de roseta o también como puertas de marco satisfacen las demandas estéticas. Ningún componente sobresaliente ni superpuesto quebranta el aspecto de las puertas. Su potente lector de herraje electrónico se oculta de forma discreta. Este formato imperceptible se subordina al aspecto de elementos catalogados y evita intervenciones innecesarias en el sustrato histórico cuando se instalan.
El funcionamiento de las manillas inteligentes EZK, concebidas para estructuras complejas y con un diseño elegante, se basa en la tecnología de proximidad blueChip para hacer el día a día de los usuarios cómodo y seguro. Las manillas se pueden integrar en instalaciones que dispongan de cilindros electrónicos blueChip y ser gestionadas con cualquiera de los software de Winkhaus. El lector es compatible con cualquier medio de identificación blueChip, como puede ser la llave electrónica, tarjeta, tag, etc. Las manillas funcionan con una batería que soporta hasta tres años de funcionamiento o 40.000 activaciones, requiriendo un mínimo mantenimiento por parte del usuario. Para su instalación el único requisito es disponer de una cerradura norma DIN, no requiere de ningún tipo de instalación cableada o eléctrica.
Asimismo, los cilindros electrónicos compactos protegen las nuevas puertas. Sobre todo en los ámbitos donde se tuvo que integrar la moderna tecnología del edificio, el control de acceso se puede manejar de forma sencilla y cómoda. Cuando no se han podido instalar cilindros en puertas por motivos estéticos, los lectores de Winkhaus con unidad de control integrada se encargaron de su regulación y ayudaron a los arquitectos en la conversión.
El control de todo el sistema de cierre se efectúa desde un PC central. Lo que resulta muy complicado con un sistema de cierre mecánico, en el caso del control de accesos electrónico de Winkhaus se completa con sólo unos clics: si un empleado notifica la pérdida de una llave, en breve se bloquea en el ordenador central. Los cambios en las autorizaciones de cierre se gestionan con la misma facilidad. Para ello, el software de Winkhaus blueControl brinda un soporte intuitivo.