Los fabricantes de los chips de los dispositivos inteligentes buscan reducir su tamaño para poder, a su vez, disminuir la dimensión del propio aparato. Wiliot ha desarrollado una etiqueta que incluye un sensor Bluetooth, cuyo tamaño es el de una pegatina.
A pesar de su delgadez y medidas, el sensor de Wiliot es bastante completo con la incorporación de un procesador ARM, el cual se alimenta de la energía producida por las frecuencias de radio ambientales. Entre sus funciones, de momento, puede ofrecer información sobre la proximidad de un producto, y datos sobre el peso o la temperatura de un dispositivo.
Estas antenas utilizan la computación de nanovatios para obtener una comunicación con cualquier aparato que disponga de Bluetooth Low Energy (BLE), como es el caso de dispositivos del Internet de la Cosas, puntos de acceso Wi-Fi o telefonía móvil. Los datos pueden comunicarse con pantallas digitales, redes móviles Wi-Fi y LTE.
Su reducido tamaño y la eliminación de diversos elementos reducen el coste de fabricación, lo que le hace factible una fabricación en grandes volúmenes, al tiempo que facilita la implementación en el mercado de los edificios inteligentes.
Implementación de las etiquetas Wiliot
Esta solución es bastante versátil y puede aplicarse a diversos sectores y funcionalidades. Como por ejemplo, en los hogares inteligentes, los usuarios pueden disponer de instrucciones y recordatorios de cuándo y cómo usar sus aparatos inteligentes. En caso de robo, la antena permite rastrear el objeto sin la necesidad de tener que agregar un dongle, los cuales poseen una limitación en la duración de la batería.
En otros sectores, las etiquetas Bluetooth pueden integrarse en la fase de producción de los productos de consumo, facilitando el seguimiento, en tiempo real, del proceso de fabricación, desde el almacén y la tienda hasta el consumidor final, entre otras funcionalidades.