La seguridad y protección de los edificios históricos resulta una tarea complicada a consecuencia de la delicadeza de los materiales. La Fundación Santa María la Real ha comenzado un proyecto piloto para conseguir salvaguardar las antiguas cerraduras de estas edificaciones, a través del proyecto «La llave de la memoria».
«La llave de la memoria» es un sistema de seguridad que monitoriza, a través de un acelerómetro, todas las vibraciones que la puerta sufre. Este dispositivo está conectado a la red y con ayuda de un software, desarrollado por la Fundación, permite diferenciar los movimientos de uso de la cerradura entre los fortuitos ocasionados por el hombre o los animales y de los provocados por un ladrón o vandalismo.
«Al trabajar en pequeños pueblos del entorno, en nuestro propio monasterio e incluso en ciudades, nos percatamos del doble riesgo que entrañan estos herrajes antiguos. Pero también nos dimos cuenta de que las nuevas tecnologías podían ayudarnos a encontrar una solución y por eso decidimos aplicar nuestro sistema de monitorización del patrimonio (MHS) para mejorar la seguridad de estos lugares con un impacto visual mínimo», comenta Begoña García, directora del Área de Conservación del Patrimonio de la Fundación.
Este proyecto ha sido desarrollado a través de MHS, una empresa especializada en la gestión inteligente del patrimonio, en colaboración con la compañía 3D Intelligence. El dispositivo ha sido diseñado por ambas empresas para la protección de los edificios patrimoniales, por lo que «La llave de la memoria» intenta disminuir el impacto visual, a través de un reducido tamaño, al tiempo que se posibilita que el mantenimiento sea mínimo, gracias al bajo consumo del aparato. Asimismo, no modifica la estructura original de la puerta, sino que se integra con las nuevas tecnologías.
Cuatro proyectos piloto activos
De momento, hay dos proyectos activos con este sistema de seguridad: el Monasterio de Santa María la Real, que alberga el centro expositivo Rom, y en la antigua Ermita de Canduela, transformada en un laboratorio experimental donde poder contrastar diferentes tipos de técnicas y materiales, para seguir avanzando en la conservación preventiva del patrimonio.
García explica que «por ahora estamos en fase de pruebas, si el sistema diseñado funciona correctamente, el siguiente paso será extenderlo a otros dos edificios». Concretamente, los edificios a los que se extendería esta prueba serían la Ermita de la Virgen del Castillo en Yecla de Yeltes (Salamanca) y la Iglesia de San Juan en Fermoselle (Zamora).