Es bien conocida la importancia y las ventajas de una vivienda inteligente, pero se tiene menos en cuenta la envergadura de las preinstalaciones para una futura ampliación de los sistemas domóticos. En la capital de la República Checa, Praga, se ubica una vivienda inteligente de 800 metros cuadrados repartidos en tres plantas, que integra todas las opciones posibles de este tipo de proyectos.
Este proyecto, desarrollado por la empresa instaladora Bacs, ha cubierto las necesidades actuales de los huéspedes, al tiempo que garantiza el cumplimiento de los requisitos futuros, a través de las preinstalaciones para diferentes soluciones tecnológicas.
En cuanto a los sistemas automatizados implementados, hay que destacar el control total de los dispositivos inteligentes, gracias al uso de los paneles táctiles instalados en las estancias de la vivienda conectada, donde se pueden controlar y visualizar diferentes parámetros. Además, la gestión y la configuración remota también están presentes con la ayuda de los teléfonos móviles, tablets u ordenadores.
Preinstalaciones para el futuro
Las necesidades de los propietarios van evolucionando, por lo que es necesario que los hogares inteligentes también lo hagan. Por esta razón, Bacs ha llevado a cabo una preinstalación de varios equipos para ofrecer la opción de ampliar los sistemas domóticos sin la necesidad de volver a realizar obras.
En esta preinstalación, se benefician tanto los equipos ya implementados como los que se instalarán más adelante. Por ejemplo, los sistemas enfocados al ocio y los electrodomésticos inteligentes cuentan con la posibilidad de automatizar, en cualquier momento, su funcionamiento a través de su conexión a la instalación KNX. Como es el caso del sistema de audio integrado en la habitación de la televisión, la oficina, la piscina y la sauna, que podrían adquirir más funcionalidades.
Lo mismo ocurre con otros sistemas como el techo de vidrio motorizado sobre la escalera principal, el sistema de audio en el jardín, la integración de un asistente virtual y de la fuente de alimentación ininterrumpida (UPS); que también cuentan con esta preinstalación que permitirá a los propietarios incorporar estos sistemas fácilmente, con un reducido impacto económico.
Control de parámetros
Todos estos elementos con preinstalaciones trabajarían en conjunto con otros equipos como, por ejemplo, el sistema de monitorización de la energía, que ayuda a controlar los consumos de los aparatos conectados a la red eléctrica. A través de esta monitorización se puede realizar un mantenimiento predictivo al conocer qué dispositivos o sistemas están teniendo un gasto energético anormal.
También se tienen en cuenta otros parámetros que afectarían tanto al consumo energético como al confort de las personas, así como a la seguridad de la instalación. La casa inteligente realiza monitorizaciones de la temperatura del agua del suelo radiante y de la sauna, o de la humedad que se genera en la piscina.
En este último espacio, la instalación domótica permite la interactuación de otro dispositivo como es el aire acondicionado que ayuda a mantener una temperatura y humedad adecuados.
Seguridad conectada
Lo mismo ocurre con la seguridad de la casa. Bacs ha integrado el sistema de seguridad electrónico Jablotron 100+, capaz de gestionar hasta 230 detectores, 128 salidas programables y 64 calendarios. Además, permite a los usuarios conocer todo lo que pasa en el domicilio, ya sean incidencias técnicas o problemas de seguridad, desde una aplicación móvil.
Gracias a este sistema y a la instalación domótica, el circuito de cámaras trabaja juntamente con otros dispositivos para aumentar la protección de la vivienda. Es el caso de la iluminación inteligente exterior, que se enciende o apaga en función de la información de las videocámaras.
Para la seguridad de los accesos, la vivienda cuenta con cinco intercomunicadores de 2N. Cada uno de ellos puede llamar directamente a los siete iPads repartidos en el domicilio. El intercomunicador incorpora un lector de huellas digitales, un teclado táctil y un módulo RFID. Este módulo está preparado con la tecnología NFC, para permitir a los usuarios abrir las puertas utilizando el teléfono móvil.
Sistemas clásicos domóticos
A una casa inteligente no podían faltarle los sistemas más comunes en cuanto a uso. En las tres plantas y en cada una de las estancias disponen de una iluminación conectada, que se regula a través de conmutadores y de atenuadores. Los usuarios tienen la posibilidad de controlar la temperatura de color o el brillo de la luz tanto en el exterior como en el interior de la vivienda para generar ambientes personalizados.
Otro elemento es la climatización. Para el invierno, la casa cuenta con un suelo radiante, mientras que para el verano se utiliza el aire acondicionado. En ambos casos, son sistemas completamente automatizados, aunque el usuario puede modificar los valores en función de sus necesidades.
Para ayudar y optimizar la climatización interior, la vivienda inteligente cuenta con persianas, cortinas y ventanas motorizadas, que, en función de la climatología exterior, se abrirán o cerrarán para mantener una temperatura interior confortable y una buena calidad del aire.
En este proyecto se ha comprobado que la convivencia entre las instalaciones en uso y las preinstalaciones es compatible y necesaria para ayudar a mejorar la funcionalidad de las viviendas inteligentes, al tiempo que cubren las nuevas necesidades de los propios usuarios.