Los investigadores del Instituto de Química e Ingeniería de Materiales de la Universidad de Kyushu (Japón), en colaboración con la Universidad de Tokio, han desarrollado un sensor olfativo capaz de identificar a las personas mediante el análisis de los compuestos volátiles de su aliento. Esta tecnología es capaz de realizar una autentificación biométrica de una persona y podría aplicarse, por ejemplo, en los sistemas de control de accesos.
Aplicando el aprendizaje automático, el sensor olfativo artificial está compuesto por una matriz de sensores de 16 canales. En diferentes pruebas, este dispositivo fue capaz de identificar hasta 20 personas con una presión promedio de más del 97%.
Según los investigadores, la biometría por reconocimiento facial o huella dactilar puede llegar a clonarse, mientras que el olor humano dispone de una composición única para cada ser humano. En base a esto, uno de los objetivos de este tipo de biometría ha sido el gas percutáneo, compuestos producidos a partir de la piel. Sin embargo, estos métodos tienen sus límites porque la piel no produce una concentración lo suficientemente alta de compuestos volátiles para que las máquinas los detecten.
Respecto al aliento, éste dispone de una concentración de compuestos volátiles exhalados de partes por millón. Partiendo de estas cifras, el equipo comenzó analizando el aliento de los sujetos para ver qué compuestos podrían usarse para la autenticación biométrica. Se encontró que un total de 28 compuestos eran opciones viables.
Resultados de las primeras pruebas
Los voluntarios exhalaron en una bolsa de recolección, la cual está conectada al sensor olfativo, que analiza los compuestos que se encuentran en el aliento del individuo. Estos datos se pasan por un sistema de aprendizaje automático que analiza la composición del aliento de cada persona y desarrolla un perfil que se usará para distinguir a un individuo.
Al probar el sistema con muestras de aliento de seis personas, los investigadores descubrieron que podía identificar a las personas con una precisión promedio del 97,8%. Este alto nivel de precisión se mantuvo constante incluso cuando el tamaño de la muestra se incrementó a 20 personas.
Para llevar a cabo estas pruebas, los voluntarios estuvieron en ayuno seis horas antes de la prueba. Ahora, los investigadores están trabajando en refinar el sensor para que funcione independientemente de la dieta de cada persona.