Buscar nuevas formas de mejorar los cuidados domiciliarios de personas dependientes que cuentan con limitaciones funcionales, y adaptar su vida con las características de los entornos físicos y relacionales en los que viven, requiere de soluciones ágiles y flexibles. En este contexto, el proyecto ‘Vivir en Casa’ propone un modelo innovador de cuidados domiciliarios, que incorpora la dimensión tecnológica en el hogar, la complementariedad de lo tecnológico y lo social para favorecer la permanencia en su propio domicilio de personas en situación de dependencia.
Impulsado por la Universidad de Málaga y con la colaboración de la Junta de Andalucía, el proyecto ‘Vivir en Casa’ replantea el actual modelo de atención y cuidados domiciliarios, el cual se basa en función de los servicios. El proyecto plantea que se base en función de la persona y sus necesidades específicas y cambiantes. El proyecto se compone de 30 actuaciones que se desarrollan en tres fases: estudio e investigación; implantación y desarrollo; y, finalmente, seguimiento y evaluación.
Para llevar a cabo este modelo es necesario incorporar las innovaciones tecnológicas existentes, o desarrollar nuevas, en la vivienda, siendo un componente esencial que complemente los servicios y prestaciones tradicionales.
De esta forma, se puede ofrecer un catálogo flexible de prestaciones que se adapten a las necesidades de cada ciudadano, según sus necesidades específicas. El catálogo de servicios incluye desde el servicio de teleasistencia, pasando por llevar de forma diaria la comida o tener un dispositivo que verifique si la persona se está tomando la medicación de forma correcta o incluso la frecuencia con la que abre el frigorífico.
Prototipo de casa consciente Social Living Lab
Como parte de este proyecto, se desarrolló un prototipo de casa consciente llamado Social Living Lab. Esta vivienda cuenta con una superficie de 160 m² y está ubicada en el distrito El Palo (Málaga).
Con una inversión de 2,3 millones de euros, dos de ellos financiados por la Consejería de Inclusión Social, Juventud, Familias e Igualdad de la Junta de Andalucía con cargo a los fondos europeos Next Generation, el diseño del Social Living Lab es similar al de una vivienda, cuyo salón permite la evaluación y experimentación de dispositivos y sistemas, mientras que el comedor, la cocina y el dormitorio con cuarto de baño integrado exhiben las últimas tecnologías en atención domiciliaria. Además, cuenta con tres despachos de trabajo para análisis y estudio de datos.
Este prototipo integra diversas innovaciones tecnológicas, como sensores de movimiento y monitorización, detección de humo o apertura de puertas, así como un sistema centralizado de activación y control de la iluminación, cama articulada, sistema de geolocalización para ubicación precisa cuando se halla fuera del hogar y medición de los parámetros de salud para actuar en caso de emergencia, entre otros avances.
Además, el Social Living Lab está abierto a investigadores universitarios, profesionales del ámbito de la dependencia y entidades públicas y privadas que quieran aplicar la experimentación y aplicación de sus innovaciones tecnológicas en el ámbito de los servicios sociales.
Pruebas del funcionamiento de los robots en entornos reales
Tras diferentes investigaciones y pruebas de las tecnologías que más se pueden adaptar a las necesidades de los usuarios dependientes, el proyecto ha pasado de un espacio académico del Social Living Lab a un entorno real con 15 personas en sus propios domicilios, analizando sus necesidades y el efecto de los diferentes servicios y prestaciones para la permanencia en el domicilio.
En estas 15 viviendas de usuarios reales se ha podido ver cómo funcionan de verdad en el día a día las tecnologías desarrolladas en el proyecto ‘Vivir en Casa’. Los investigadores han tenido la oportunidad de conocer de primera mano si las tecnologías aplicadas funcionan para las personas que las van a utilizar.
Una de estas viviendas domotizadas en el marco del proyecto ‘Vivir en Casa’ es el hogar de Félix, una persona dependiente en sillas de ruedas que cuenta con un robot asistencial, llamado Fermín, que complementa la ayuda domiciliaria.
La casa domotizada permite al asistente robótico desplazarse por las distintas habitaciones de la vivienda y efectuar tareas de recordatorios de citas, agenda, actividades de entretenimiento, así como favorecer ejercicios cognitivos y de comunicación con el usuario.
De esta manera, el proyecto ha buscado la complementariedad de lo tecnológico y lo social, a través de experimentar y validar un modelo innovador de atención a las personas en situación de dependencia, para favorecer su permanencia en el hogar. Esto ha sido posible gracias a la implementación de fórmulas flexibles e integrales en cuanto a la aportación de los diversos servicios y prestaciones que la persona pueda necesitar en cada momento, y con acompañamiento profesional para su efectividad. A la vez que se ha innovado, desarrollado y validado tecnologías eficaces para complementar estos cuidados y prestaciones.