El informe ‘Impacto en valor de los Smart Buildings’, elaborado por la empresa de inversiones y servicios inmobiliarios CBRE, analiza el posicionamiento de los edificios inteligentes. Según las conclusiones, este tipo de edificación implica un incremento de la inversión de un 20% sobre la actualización básica del inmueble al integrar criterios de sostenibilidad, digitalización y servicios al usuario, con mejoras técnicas de las instalaciones.
Según el informe, esta actualización básica genera un mayor atractivo de este activo en el mercado y, por lo tanto, una mayor demanda por parte de los ocupantes. De hecho, los edificios inteligentes registran un incremento sustancial en las afluencias y alcanzan una ocupación media superior al 98%, reduciendo también la rotación.
Como consecuencia, la yield de adquisición cae entre 20 y 50 puntos básicos y las rentas se incrementan un 30% de media. Los gastos de mantenimiento, por su parte, crecen entre uno y dos euros por metro cuadrado, equivalentes a un 5%.
Además de la conservación y acondicionamiento, si la inversión en el edificio incluye aspectos más innovadores, como mejores estándares de sostenibilidad, una apuesta por la digitalización y espacios más confortables con servicios para los usuarios, esto implicará un reposicionamiento del inmueble como un edificio top class ante la competencia, lo que conllevará un aumento en la demanda y en su valor. La integración de criterios de sostenibilidad, la digitalización y los servicios de experiencia son las principales palancas que impactan en el valor de los activos.
Estrategia para impulsar los edificios inteligentes
La aplicación de una estrategia ambiental, social y de gobernanza (ESG) impacta en el edificio a través de medidas como la mejora de la eficiencia energética, crítica para reducir el consumo de energía y de las emisiones de gases de efecto invernadero, o la implementación de aspectos relacionados con el bienestar, la inclusión social o la movilidad.
Otro de los principales pilares de los smart building es la integración de tecnología para anticiparse y adaptarse a las necesidades de los usuarios. La implementación de soluciones digitales es fundamental para garantizar la productividad, la experiencia y la conciliación. Por otro lado, la monitorización de los diferentes parámetros que componen un edificio ayuda al control eficiente de los costes.
Los edificios inteligentes constan también de soluciones personalizadas y adaptables a las necesidades de los usuarios, ofreciendo un sentimiento de comunidad y garantizando la comodidad y servicios a los empleados. Estas estrategias se centran en apoyar la integración de la vida personal y laboral, ofreciendo una mejor experiencia a los usuarios.
Los smart buildings se adaptan a las necesidades del mercado
La integración de la sostenibilidad, la digitalización y la experiencia del usuario permite a los smart buildings responder a las necesidades actuales del mercado de oficinas. Los nuevos modelos de vida y trabajo, la toma de decisiones con foco en las personas, la necesidad de captar y retener talento, la búsqueda de espacios que fomenten la socialización, el cumplimiento de los estándares de sostenibilidad y la incertidumbre macroeconómica hacen que surja la necesidad de replantear los edificios y dotarlos de las herramientas necesarias para cubrir las exigencias de la demanda.
En este contexto, los edificios inteligentes cobran cada vez más sentido en el mercado. Estos edificios permiten obtener información para optimizar el rendimiento de los recursos, mejorar la experiencia de los usuarios y generar un impacto positivo en la sociedad, cumpliendo los estándares de ESG y transformación digital.
Estos inmuebles ofrecen soluciones personalizadas para adaptarse a las necesidades de los usuarios y están orientados a mejorar el impacto generado en el entorno más inmediato e incrementar el bienestar de los inquilinos. Además, al mostrar un carácter de adaptación continuado en el tiempo, no se ven afectados por los ciclos inmobiliarios.