Comunicación presentada al I Congreso Edificios Inteligentes:
Autor
- Carlos Sáez Álvarez, Euroconsult Group
Resumen
Desde la revolución de la bombilla eléctrica en la segunda mitad del siglo XIX, el sector energético ha sufrido importantes cambios que lo han transformado por completo. Hoy, en pleno auge de la sociedad digital, los cambios intentan adaptarse a una nueva forma de entender el mundo, que otorga mayor protagonismo a las redes eléctricas inteligentes, conocidas como smart grids.
Esta nueva revolución energética deberá centrarse en la energía consumida en el interior de los edificios, que representa entre el 30% y el 40% del total. Para conseguirlo es necesario transformar las redes eléctricas convencionales en inteligentes y, de este modo, lograr un sistema energético más autosuficiente, basado en la generación distribuida y en sistemas inteligentes próximos a las unidades de consumo.
Introducción, antecedentes: una revolución energética
Allá por el año 1879, Thomas A. Edison, revoluciona al mundo iluminándolo mediante la electricidad e inventa la bombilla eléctrica, la generación y la transmisión de energía eléctrica a las casas desde estaciones generadoras. Esta es la llamada 1ª Revolución de la Energía Eléctrica.
Pocos años después, en 1895, Nikola Tesla, todo un visionario, revoluciona el mundo de la electricidad con las primeras transmisiones de energía eléctrica a larga distancia desde su generación en las Cataratas del Niágara hasta la ciudad de Búfalo (situada a 22 km). Tesla decía que la generación no tenía que estar cercana al consumo, sino a la fuente primaria, por lo que consigue que la corriente alterna supere las limitaciones de la transmisión de energía, un hito que provocó la 2ª Revolución de la Energía Eléctrica.
Unos 100 años más tarde nos encontramos ante una nueva revolución. La prestigiosa revista The Economist (THE ECONOMIST, 2000) la califica como la 3ª Revolución Energética y los grandes profesionales del sector así lo constatan. Las actuales infraestructuras eléctricas son inadecuadas porque no se diseñaron para cubrir las necesidades de la sociedad digital y ahora el objetivo debe ser crear una infraestructura más fuerte y estable, vital para sustentar la sociedad digital actual, en continuo cambio. Por este motivo surgen las denominadas Smart Grids o Redes Inteligentes.
La realidad de la electricidad a fecha de hoy es que fluye unidireccionalmente desde las plantas generadoras a los consumidores finales. La fiabilidad del funcionamiento se consigue fundamentalmente asegurando un exceso de capacidad en el sistema para responder a la posible demanda. Sin embargo, el resultado es una reserva de energía innecesaria y de coste elevado. La distribución y almacenaje de esta energía es tremendamente cara por lo que gestionar la demanda energética de la red se convierte en algo crítico.
Por todo ello, la innovación es necesaria y las empresas deben participar claramente en este proceso de creación de nuevos sistemas. Es necesario un nuevo modelo que permita impulsar la generación distribuida, que permita una gestión eficiente de la demanda energética, integrable con energías como la eólica y solar, que soporte capacidades de almacenamiento y la conexión de los vehículos eléctricos, que a medio y largo plazo irán ganando más protagonismo como medios de movilidad urbana. Todo ello para poder alcanzar los objetivos medioambientales marcados en Europa y en el panorama internacional y, en consecuencia, generar ahorro en nuestros edificios o infraestructuras, que actualmente son responsables de entre el 30% y 40% del consumo energético total.
Descripción: la gestión energética inteligente
Precisamente, en el campo de los servicios energéticos Euroconsult ha invertido importantes recursos económicos, humanos y de innovación para dar respuesta a estas preguntas desarrollando un potente software inteligente de gestión de la demanda energética de los edificios.
A través de este sistema de gestión inteligente de la demanda energética se facilita a los gestores de edificios e infraestructuras información sobre el estado real de los gastos energéticos para así actuar en tiempo real en el caso de que excedan los umbrales de potencial presupuestados inicialmente.
Se trata de un tipo de solución que rompe con lo que existía hasta ahora. Los gestores de edificios están sobre todo acostumbrados a trabajar con sistemas de control y automatización de iluminación y climatización, pero no a tener una plataforma que les permita gestionar la energía. Ahí es donde entra en juego la solución iGreen.
La propia gestión que hace el sistema impone como objetivo que el edificio interiorice nuevos comportamientos energéticos más eficientes para ahorrar sin casi darse cuenta. Y esto es además respetuoso con el medio ambiente, ya que cuantifica en tiempo real el volumen de emisiones de CO2 que se dejan de enviar a la atmósfera gracias a la reducción del consumo, todo ello sin mencionar la rebaja en los costes económicos que supone para el edificio. Las dos primeras revoluciones energéticas tuvieron un impacto muy positivo en la economía y la sociedad en general, pero no cabe ninguna duda que los cables del tendido eléctrico y las torres de alta tensión han dejado un gran impacto medioambiental difícil de borrar.
Metodología: Sistemas inteligentes que dan vida a la generación distribuida
Los cambios sociales y tecnológicos experimentados en las últimas décadas han sido de tal dimensión y se han llevado a cabo con tal rapidez que parece surrealista que las redes eléctricas convencionales puedan seguir por más tiempo abasteciendo un mundo sediento de aparatos electrónicos, que no son nada sin el consumo de energía.
A esto se suma un consumo cada vez más intensivo en energía, no solo en los países ricos, sino también en los emergentes. No está de más preguntarse hasta cuándo podrá seguir soportando el planeta el ritmo actual sin que se apueste de verdad por sistemas inteligentes, eficientes y sostenibles con el medio ambiente.
Y los sistemas inteligentes en el ámbito de la eficiencia energética ya son una realidad hoy en día pero, aparte de que su uso no es tan masivo como debiera, tampoco se focaliza en los sectores que más energía devoran, como el interior de los edificios.
Su consumo no se rebaja simplemente con medidas paliativas como cerramientos o usando bombillas más eficientes. Un uso más racional de la energía depende sobre todo de una cultura, una nueva cultura que pasa por un consumidor que sea consciente de lo que consume, cuándo lo consume y por qué. Y ese cambio de mentalidad es en sí toda una revolución. Quizás la 3ª Revolución Energética de la que habla The Economist.
Pero se necesita algo más. Se necesita que cambien los métodos, que se progrese hacia un modelo energético en el que el propio consumidor o responsable de un edificio tenga más autonomía sobre su consumo y, al mismo tiempo, pueda convertirse en productor, rompiendo esa unidireccionalidad que hoy domina el sistema eléctrico y que tan solo produce déficit.
Este nuevo modelo será más dinámico, más libre y, por tanto, requerirá de sistemas de eficiencia energética que sean transversales y abiertos a otros. Es cierto que Tesla decía que la generación no tenía que estar necesariamente próxima al consumo pero, dado que hoy contamos con los medios tecnológicos suficientes, su afirmación pierde fuerza ante una realidad que proyecta unidades de consumo que también se convierten en productoras y que configuran lo que se conoce como la generación distribuida, caracterizada por encontrarse instalada en puntos cercanos al consumo.
Hay muchos ejemplos de este tipo de generación, como generadores eólicos del tamaño de un reloj de pared, pero casi todos presentan las mismas ventajas, que son la reducción de las pérdidas en la red, que sí se producen en el sistema tradicional; la energía vertida no revierte flujos hacia la red de transporte y su potencia no suele superar los 3 kw. Además, su coste tampoco es tan elevado como los grandes productores de energía quieren hacer creer, siendo incluso inferior a la de la energía nuclear, que es la que más energía aporta al mix energético español en estos momentos.
Resultados: ¿Una alternativa real?
Un matiz que conviene tener en cuenta cuando hablamos de sistemas inteligentes o smart grids es el que nos dice que ya son una realidad no pura ciencia ficción, y muestra de ello es que el gestor iGreen ya es capaz de conseguir ahorros demostrables de hasta el 40% anual sobre la factura energética.
Y es que si solo fueran teoría, todavía sin demostrar, serían una utópica alternativa al modelo actual, menos eficiente y más contaminante.
Con un mundo en constante crecimiento, con más consumo energético y los mismos recursos naturales e incluso menos, las nuevas alternativas son las que ganan fuerza en el necesario cambio de modelo, que más pronto que tarde se quedará obsoleto por el propio peso de la realidad.
Y esas alternativas nacen en ocasiones de una visión de algún genio como Tesla y Edison o, como sucede en este caso, de las exigencias que impone la cruda realidad: los combustibles fósiles se acabarán agotando y este hecho no nos puede pillar por sorpresa porque sería nefasto para la economía y la sociedad.
Referencias
- THE ECONOMIST, 2000 The Electric Revolution Print edition The Economist.