Comunicación presentada al V Congreso Edificios Inteligentes
Autor
- Antonio Atarés Huerta, Ingeniero, Co-fundador, Integración Digital Ingeniería
Resumen
Históricamente en los edificios sociosanitarios se han instalado sistemas básicamente hardware para facilitar peticiones de asistencia de los residentes a los profesionales. Estos sistemas son limitados en cuanto a flexibilidad, movilidad, interfaces de usuario, etc, generando además dependencia del fabricante, por el uso de dispositivos y protocolos propietarios y de difícil sustitución. Hoy día las tecnologías son más abiertas y permiten usar dispositivos como PCs y smartphones, o protocolos como IP, muy asequibles por coste y disponibilidad. Integrar pulsadores, sensores y actuadores diversos es viable y necesario para mejorar la calidad asistencial. Con nuestro software, ya en uso en varios edificios, es posible ir mejorando día a día.
Palabras clave
Dependencia, Asistencia, Cercanía, Residencia, Integración, Software, Alertas, Smartphone, Inteligencia
Introducción
Mejorar la asistencia a personas dependientes es fundamental para una sociedad avanzada. Más teniendo en cuenta la situación nacional y europea en cuanto a población mayor y su evolución.
Aunque el primer objetivo es dar servicios en las viviendas es muy importante disponer de edificios sociosanitarios bien equipados como recurso para quienes precisan de mayor apoyo. El abanico de escenarios es amplio, desde la vivienda con teleasistencia hasta la residencia, pasando por viviendas con apoyo, centros de día, cohousing, etc. En todos ellos es deseable incorporar tecnología para aumentar la seguridad, mejorar tareas y comunicaciones.
Es muy importante que se pueda trabajar con productos tecnológicos de diferentes fabricantes y que se puedan integrar distintos sistemas.
Nos centraremos en un escenario de tipo residencia en la que conviven personas dependientes y profesionales que las asisten en cercanía (plesioasistencia). Veremos cómo aplicar la filosofía de integración digital en este escenario, describiendo un caso real de una residencia de mayores. Este mismo enfoque se ha podido llevar a cabo en otros proyectos para personas con diversidad funcional (discapacidad) en escenarios variados.
Para conseguir una residencia inteligente habría que andar un largo camino, pasando por la:
- instalación de infraestructuras de comunicación adecuadas
- modernización de equipos informáticos y software
- monitorización en tiempo real del funcionamiento del servicio asistencial
- personalización de dispositivos que interactúan con los residentes
- formación y motivación de los profesionales implicados
Difícilmente se puede aspirar a la inteligencia si para que una persona reciba asistencia se están usando tecnologías obsoletas. Por ejemplo, buscas, que reciben mensajes de manera unidireccional (sin acuse de recibo). O si se dispone de pulsadores de llamada difíciles de usar. O si no se emplea ningún tipo de sensor para monitorizar a las personas que no puedan pulsar.
Si además no se supervisa ni se registra ningún dato es imposible conocer el estado de funcionamiento del sistema asistencial. Es preciso medir y registrar para conocer la realidad.
Además, la “inteligencia” del edificio, no puede alcanzarse sólo con tecnología ya que las personas son fundamentales. Obviar eso nos llevaría al fracaso. Hay que aunar tecnología y procedimientos de trabajo con la ayuda del software adecuado.
Enfoque
Nosotros somos partidarios de la atención centrada en la persona, que “implica reconocer la singularidad y unicidad de la persona y fijar la mirada en sus capacidades”. Por tanto, hay que admitir que será necesario un amplio catálogo de productos o tecnologías para dar servicio a la diversidad de personas y situaciones que pueden darse en una residencia. Por ejemplo, un simple pulsador puede tener multitud de formatos, tamaños, modos de activación y otras características. En el CEAPAT se pueden ver muchos modelos que son el reflejo de las variadas necesidades fruto de la diversidad humana.
Por tanto, es imprescindible integrar eficientemente los distintos elementos técnicos (hardware y software) para lograr un sistema flexible que permita la máxima personalización mediante una configuración de parámetros lo más sencilla posible (pero no menos, pues simplificar en exceso desvirtúa la realidad).
Esta integración la debe realizar alguien con el suficiente conocimiento y de una forma cercana y coordinada con los profesionales de la residencia. Debe ser capaz de poner a los residentes en el centro y adaptar las tecnologías a las necesidades de éstos. No al revés, como sucede con el enfoque tradicional, en el que los fabricantes ofrecen soluciones a las que las personas deben adaptarse. Esto se debe a que la fabricación en serie presupone uno o pocos perfiles de usuario, y pocas funcionalidades por producto. Una simplificación que es limitante.
El trabajo de integración no tiene una fecha de finalización puesto que tampoco la tiene la evolución de la tecnología. Es preciso entender que el software que posibilita esa integración está “vivo” y requiere mantenimiento. Sin embargo, no se pretende crear una dependencia tecnológica entre el integrador y la residencia. Ésta podría adquirir los dispositivos a cualquier fabricante y llegar a obtener el conocimiento necesario sobre la versión del software que compró para mantener su sistema asistencial de forma independiente a cualquier empresa. No obstante, si se pretende una mejora continua interesa mantener una relación a largo plazo para acceder a nuevas versiones del software.
La figura de un departamento de informática en la residencia es importante para una buena interlocución entre ésta y el integrador de hardware y software, es decir el integrador digital.
La utilización de software abierto, en cuanto a código y licencia, posibilita trasladar a los usuarios finales las mínimas restricciones posibles. Los protocolos abiertos deben ser de elección prioritaria siempre que sea viable, aunque en ocasiones es imprescindible usar productos y protocolos especializados.
Solución técnica
La solución técnica escogida por Integración Digital se llama SAID y consiste en un servidor central que recibe permanentemente la información que generan los dispositivos de la residencia, procesa reglas definidas en función de los estados de éstos y otras condiciones (temporales o de otro tipo), y gestiona el envío de mensajes a clientes (PCs, smartphones, etc.), al tiempo que registra y puede mostrar de diversas maneras la información recibida.
Ese servidor debe estar en la residencia para posibilitar el procesamiento en tiempo real y mejorar la seguridad, independencia y privacidad de los datos de la residencia.
La importancia del tiempo real radica en que cuanto más cercanía temporal entre un evento y su análisis o tratamiento, más efectiva será la respuesta y los posibles reajustes que sea necesario hacer. Supervisar y actuar debe ser lo más inmediato posible.
Mantener el servidor central no es costoso como podría pensarse, porque prácticamente cualquier PC puede ejecutar el servicio. Se establecen mecanismos de restauración muy ágiles para poner en marcha el servicio en muy poco tiempo tras cualquier fallo. Esta solución es efectiva tanto frente a fallos de hardware como frente a problemas software, incluidos los de seguridad.
Para sacar el máximo partido a la integración de dispositivos de diferentes fabricantes, es necesario ese servidor central que los interrelacione. Por ejemplo, si integramos un sistema de control de errantes que envía información de la zona en la que se encuentra cada residente y a su vez, está integrado el control de accesos, podremos configurar el bloqueo de puertas y/o enviar mensajes a asistentes. Si tenemos integrados avisadores acústicos y puntos de iluminación, podremos también hacer indicaciones sonoras y/o visuales.
A las reglas mencionadas anteriormente las denominamos alertas, de forma que cuando se produce una situación como por ejemplo el cambio del estado de un pulsador de cama durante X tiempo, se puede activar una alerta que tuviera configurada esa condición. Esta activación producirá el envío de mensajes a usuarios (exactamente a los clientes conectados al servidor que se han autenticado). Estos usuarios son los asistentes de la residencia que disponen de smartphones conectados por wifi y que están ejecutando la app correspondiente.
Ese es el típico ejemplo de alerta, que solemos denominar “llamada voluntaria con pulsador fijo”, en la que una persona con la suficiente capacidad física, cognitiva y sensorial decide accionar un pulsador para pedir ayuda, pero hay otras muchas situaciones que pueden generar otras alertas:
Descripción del caso
Se trata de la residencia de mayores del Centro Sociosanitario Nuestra Señora del Carmen de las Hermanas Hospitalarias en Valencia. Tiene 3 alturas, 106 camas y una geometría típica de pasillos largos con puertas a ambos lados. La mayoría de residentes cuentan con grado medio o alto de dependencia. El personal de planta (asistentes) realiza turnos de mañana, tarde y noche, habiendo menos personal por la noche. Es un centro libre de sujeciones acreditado, por lo que no se usan sujeciones físicas que limiten la libertad de movimiento de los residentes.
Estado previo
Previamente a la instalación de solución propuesta se disponía de un sistema basado en un ordenador de sobremesa conectado en red con una emisora de buscas y unos módulos de entradas y salidas que recibían en un mismo punto (punto de control) todo el cableado procedente de las habitaciones. Este cableado está conectado a pulsadores de cama, de inodoro, ducha y otro pulsador para indicar presencia del asistente en la habitación.
Los residentes no disponían de ningún indicador que les diera feedback de haber pulsado ni información sobre el proceso de asistencia. Sí había un piloto luminoso en el pasillo. Se tenía un único cable para los 4 pulsadores de cada habitación, de forma que no se diferencia si la llamada proviene de una cama o de la otra, o si es del inodoro o de la ducha.
Los buscas apenas se usaban ya que el alcance era limitado. Confiaban el servicio sobre todo a los pilotos de pasillo y a la fiabilidad de los pulsadores.
Uno de los problemas era que la empresa que suministró e instaló el sistema residía en otra ciudad, por lo que no ofrecía un buen servicio. Cualquier desplazamiento resultaba muy costoso y la comunicación era poco fluida.
No existían teléfonos ni intercomunicadores en las habitaciones puesto que para la mayoría de residentes no resultaban funcionales, ya que o bien no son capaces de hablar, o de oir o incluso de comprender. Algunos profesionales llevaban teléfono inalámbrico (DECT) para comunicarse entre ellos.
Había un temporizador electrónico autónomo para bloquear algunas puertas durante la noche, aunque en caso de incendio éstas son desbloqueadas.
El centro tiene contratado un informático a tiempo completo.
Existían algunos puntos de acceso wifi y una red local no demasiado estructurada.
Implantación de soluciones
En un primer momento se analizó el estado de la instalación existente y la posibilidad de reutilizar los módulos además del cableado presente. Dado que los módulos realizaban acciones no configurables desde PC y que el fabricante no suministró información, se optó por sustituirlos. Sí se aprovechó todo el cableado y los pulsadores en buen estado.
Se desaconsejó el uso de buscas y se inició un proceso de mejora de la red wifi del edificio para conectar el nuevo servidor con smartphones (sin SIM) a través de wifi. Se solventaron problemas de cobertura y de roaming de los móviles que generaban desconexiones frecuentes al moverse los asistentes.
Se desarrolló un mecanismo de monitorización de la conexión de los smartphones de manera que tanto el asistente como el servidor conociesen en tiempo real el estado de la conexión.
Se instalaron pasarelas RF para poder leer dispositivos de un fabricante especializado en sensores de ausencia-presencia en cama o en silla, así como de incontinencia y de caídas.
Se instalaron pasarelas RF de otro fabricante que dispone de un sistema de control de errantes basado en generadores de campo magnético y pulseras RF. También dispone de su versión de sensor de cama y de caídas. Las dos redes de pasarelas abren la posibilidad de usar productos de uno u otro fabricante en función de su adecuación a cada persona.
Se integró el control de accesos (bloqueo de puertas) para que la temporización se pueda controlar de manera centralizada, así como realizar la activación de los bloqueos en función del movimiento de errantes.
Se integró la prealarma de la centralita de incendios para que se mostrase en los smartphones antes de que sonara la sirena. Así el personal tiene unos minutos para solucionar la incidencia y evitar estrés innecesario. Anteriormente solía no escucharse el pitido de prealarma de la centralita con lo que acababa sonando la sirena.
Después de evaluar distintos modelos de smartphone, y descartar los que peor resultado daban, se amplió el parque de smartphones que utilizan los asistentes con la intención de que cada usuario utilice uno en su turno y haya alguno de repuesto. En este caso son equipos propiedad de la residencia ya que se desestimó la opción de usar móviles personales.
Se integró audio SIP en la aplicación del móvil y en el servidor central para usar un único dispositivo portátil tanto para la gestión de alertas como para la intercomunicación. Así se equipara la mayor funcionalidad que aportaba el DECT respecto al smartphone, la voz.
Se formó a los profesionales en el uso de la app y se escucharon sus aportaciones. Seguimos trabajando junto a ellos para nuevas mejoras.
Resultados
Con los smartphones se posibilita la aceptación o rechazo de las alertas por parte de los asistentes de manera que si se rechaza una alerta salta el correspondiente mensaje a otro asistente y nunca se deja de atender al residente. Cada paso del proceso de asistencia se registra en el servidor y se puede consultar en tiempo real o con posterioridad. Esto hace que mejore significativamente el servicio asistencial.
Se monitoriza en tiempo real la conexión de los asistentes y el supervisor puede prevenir o detectar situaciones de falta de personal disponible para asistir.
Se ha adquirido conocimiento sobre las características importantes de los smartphones (tamaño, peso, robustez, autonomía, versión de sistema operativo…) para realizar el mejor servicio a un coste muy acotado.
Se ha potenciado con la tecnología la filosofía de “No sujeciones” puesto que cuando un residente se ausenta de la cama se recibe la correspondiente alerta y se puede acudir rápidamente a asistir y reducir el riesgo de caídas. También se permite la libre circulación por los pasillos y zonas comunes dado que el sistema informa de la localización de los residentes de más riesgo y bloquea momentáneamente los accesos previamente establecidos.
Los sensores de caídas no han resultado muy funcionales por exceso de falsos positivos. De cualquier manera, el objetivo debe ser prevenir las caídas más que detectarlas.
Se ha utilizado la sensorización de incontinencia en varios casos para atender rápidamente los episodios, mejorando así la higiene.
Se analiza la información del funcionamiento del servicio de forma objetiva lo que permite realizar tareas de mantenimiento preventivo y correctivo con mayor eficacia.
El pulsador de indicación de presencia sirve también para pedir ayuda a otros asistentes mediante pulsación larga. Esto supone una nueva funcionalidad sin sobrecoste y muy útil.
Futuro
Algunas de las posibilidades de mejora que se están valorando para este caso y otros similares son:
- Incorporar feedback adaptado a cada residente para tranquilizarle mientras llega la asistencia
- Integrar sensores personales (temperatura corporal, frecuencia cardíaca, etc.)
- Integrar control de iluminación, climatización, elementos motorizados
- Registrar y planificar tareas a través de los smartphones
- Integrar un sistema de localización en interiores
Conclusiones
Tras la implantación de sistemas de alertas en varios edificios podemos afirmar que el servicio asistencial mejora sustancialmente gracias a un enfoque basado en la integración digital de dispositivos variados mediante software.
Es fundamental migrar de sistemas anticuados y rígidos (basados en hardware) a sistemas flexibles, con capacidad de adaptación y crecimiento (basados en software). Esto que ya se hace con éxito en edificios construidos como el del caso expuesto, da mejores resultados si el edificio es de nueva construcción.
Aunar en un mismo equipo conocimientos sobre dependencia, atención centrada en la persona, desarrollo informático y proyectos de instalación, faculta a Integración Digital Ingeniería para lograr la máxima funcionalidad en cualquier edificio, sociosanitario o de otro tipo, que aspire a cierta “inteligencia”.
Durante bastantes años hará falta la inteligencia humana para configurar, mantener y actualizar todo el software que forma parte de un sistema de alertas y de control como SAID. Seguiremos en el camino hacia el edificio inteligente sin olvidar que los primeros pasos son fundamentales.
Agradecimientos
A todos los involucrados en el desarrollo de Integración Digital, sobre todo a Begoña Lloréns y Joaquín Costa. A los desarrolladores anónimos de código abierto. A las Hermanas Hospitalarias y a los profesionales y residentes de Nuestra Señora del Carmen. Gracias.